martes, 23 de agosto de 2016

El plan de Maggie

El último filme de Rebecca Miller se emparenta a ciertas premisas del cine de Woody Allen. Si bien la historia de Maggie (Greta Gerwig) no padece algún germen neurótico, sí tiene mucho de planes precipitados que evocan a los enredos del corazón o relaciones personales o de parejas. Tiene personajes siendo infieles a uno y siendo fieles a sí mismos. El filme de Miller gira en torno a un universo del egocentrismo y las pretensiones. Sus mismas resoluciones consultan al destino o el azar (ese recurrente más reciente en el cine de Allen). El plan de Maggie (2015) se desarrolla sin embargo bajo normativas prácticas y demandas de la actualidad. El individualismo en este caso se gesta a propósito de una mujer independizada de la masculinidad. Se habla sobre la maternidad por medio de la fecundación asistida. Se desarrolla un academicismo pretensioso evolucionado producto de la postmodernidad y sus tantísimas lecturas comparadas. Su misma producción, que convoca a figuras “indies” del ayer y del hoy, se alinea a una nueva forma del cine independiente en EEUU (un ejemplo del cine indie más comercial).
El plan de Maggie inicia con una resolución clara. Maggie está decidida a ser madre soltera. La repentina aparición de John (Ethan Hawke) terminará por volcar sus planes a futuro. Maggie entonces pasa de su plan inicial a ser esposa, madre de su hija y de los hijos de su nueva pareja. La desilusión (tal vez síntoma de lo precipitado) embarga a la mujer al observar una vida que no esperaba. Decide entonces emprender un nuevo plan. Miller crea una comedia protagonizada por egoísmos en escalas distintas y personajes en busca de una asistencia emocional. Como en los filmes de Allen, la erudición académica de los protagonistas no tiene nada que ver con su saber emocional, muchos menos si esta implica un tema como el amor. En cierto punto de la película, Maggie y Georgette (Julianne Moore), ex esposa de John, traman con cordialidad un futuro interesado, aunque “beneficioso” para todos. Es la ética saliendo del contexto, pero sin convocar lecciones de moralidad. El plan de Maggie es fluida y entretenida. Tiene el dinamismo y la trama de un cine convencional, sin dejar de ser indie (o como se le llame a ese tipo de industria).

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