lunes, 23 de marzo de 2015

A propósito de Nymphomaniac: Parte 1, un apunte a lo más reciente de Lars Von Trier

Ya que en principio Nymphomaniac (2013) es una película para ser vista en un solo corte (pero dada su gran amplitud ha sido dividida en dos partes), me reservo de hacer una crítica a la misma, no al menos hasta ver su segunda parte; si es que me animo a verla, claro está. Hago, sin embargo, un comentario a propósito del cine más reciente de Lars Von Trier. Oportunidad que hasta el momento no se ha podido debido a que no se ha visto en cartel alguno de sus últimos filmes. Me remonto desde su película Anticristo (2009) -en imagen-, que resultó para el danés su punto de inflexión respecto a su estilo. Desheredarse del Dogma lo llevó a ubicarse a un lado extremo a dicha formalidad fílmica.
Von Trier siempre fue experimental y polémico, mas desde Anticristo, el director fue víctima de la extravagancia. Sus filmes se volvieron enciclopédicos, de estética saturada, con temáticas supurantes que evocan a la sexualidad, el colapso nervioso y reflexiones existenciales que evocan a lo absurdo o sobrenatural. Un cine presuntuoso y gratuito que hace extrañar a películas como Europa (1999) –perteneciente a su primera etapa que no fue Dogma– o Bailar en la oscuridad (2000). Lars Von Trier es el Michael Bay del cine de autor. Actualmente, productor de un cine de pura lata.

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