viernes, 24 de octubre de 2014

26 Festival de Cine Europeo: Dreileben - Trilogía

Conectados por un mismo contexto y suceso, la trilogía Dreileben (2011) coincide en reunir a tres directores que saben construir una atmósfera plagada de suspenso. A pesar de que cada filme independientemente posea una libertad creativa –no solo en referencia a la dirección sino también a la creación del guión– las tres historias contienen un aire sombrío propio de la acción que comparten: la búsqueda de un violador que merodea por los alrededores de un reducido pueblo. Si se juntaran los tres filmes, el producto en rigor sería un thriller dado que cada trama nunca descuida su principal trasfondo. Muy a pesar, analizarla como un todo tal vez  provocaría una pérdida de la esencia de cada una. Vamos por partes. En la primera película titulada Algo mejor que la muerte, el director Christian Petzold se interna a una historia romántica. Dos adolescentes iniciarán un amorío luego de un encuentro extraño, casi por accidente. Johannes (Jacob Matschenz) aspira conseguir una beca de medicina a Los Ángeles, mientras que Ana (Luna Mijovic) es la mantención de su hogar y mucama de un hotel. De Dreileben es la historia sobre la fantasía, uno en conseguir una meta y la otra obsesionándose cada vez más con su nuevo amor. A partir de esto es que se fabrica el lado cautivador de esta película.
Petzold nos presenta a una joven que enamora con su actitud y con su cuerpo. Su presencia es una mezcla de juego infantil y erótico. Johannes, en medio de su rutina aburrida como celador de un hospital, reconocerá en Ana su lado más animado. La joven es turbulencia, como esas fascinantes historias sobre lolitas o femme fatales saliendo de su capullo. Su comportamiento es tan tierno como conflictivo e incluso violento. Esto alcanzará su cenit para cuando Johannes va cambiando de planes. En No me sigas, de Dominik Graf, segunda historia de la trilogía, los personajes son otros. Johanna (Jeanette Hain), una psicóloga policial, ha sido llamada para ser parte de un caso en un pueblo alejado de su hogar. Ahí se mudará temporalmente en la casa de Vera (Susanne Wolff), una antigua amiga. Durante su estancia, Johanna se enterará que quince años atrás ella y Vera estuvieron enamoradas del mismo hombre. Graf desarrolla una historia pasional. Es el fantasma del viejo amor que retorna. Es el relato de personajes que parecen no haber olvidado y que mediante el intercambio de anécdotas van rememorando a ese antiguo amante, de paso que van renaciendo su memorial idilio.
La presencia de un tercer personaje, Bruno (Misel Maticevic), el esposo de Vera, será además una especie de balance entre ambas mujeres. Sin saber él se convertirá en moderador de las dos amigas, quienes a espaldas de este se escabullen para conversar sobre su antiguo amor, pero frente a él tendrán que seguir fingiendo su amistad, aquella que se va desquebrajando poco a poco. Por último, en Un minuto de oscuridad, el director Christoph Hochhäusler, narrará la historia de Marcus (Eberhard Kirchberg), un detective con una salud agotada, intentando seguir las huellas de un crimen. En paralelo, es la historia de Molesch (Stefan Kurt), el violador prófugo, a quien ya habremos visto en las anteriores partes de Dreileben acechando a los personajes de las otras tramas. Hochhäusler cierra el cuento con la perspectiva del también presunto asesino, acusado por victimizar a una mujer luego de su escape. El seguimiento de este personaje abre otra brecha genérica en esta trilogía. El drama psicológico va amoldando la perturbada mente de Molesch quien va siendo presa del agobio producto de la persecución policial.
Hochhäusler también va ampliando el perfil del fugitivo al develar un lado dócil y benevolente durante su cautiverio en un bosque. En el proceso de la trama además se van exponiendo una serie de argumentos que parecen dar lógica a la personalidad de Molesch. Hay una lectura a sus antecedentes, como si se diera una respuesta a sus acciones. De Dreileben la primera historia es la mejor de las tres. Al igual que los otros directores, Christian Petzold sabe interactuar su historia con el trasfondo. Lo cierto es que Algo mejor que la muerte tiene una variante anímica más cautivadora respecto a las otras. Los cambios genéricos de esta historia crean contrastes entre sí. Cada cambio es notorio aunque nunca su trama desajusta. Para momentos el filme funciona como una comedia romántica, pero para su siguiente escena se convierte en un filme de suspenso que asfixia y perturba. En general, Dreileben sabe motivar el mal augurio sobre ese individuo acosador que se va paseando en las narices de personajes comunes y corrientes.

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