domingo, 12 de mayo de 2013

Posesión infernal (o Evil Dead)

Publicada originalmente en Cinespacio

Internados en una cabaña situada en las entrañas de un bosque, un grupo de jóvenes son víctimas de una aparición demoniaca, un ser maléfico que en principio ha posesionado el cuerpo de una de las muchachas a quien creían enferma por culpa de su adicción. Hay, sin embargo, una historia detrás de todo esto. La casa que un día fue hogar de dos de los hermanos que ahora están siendo atormentados por dicho ente, ha sido en un tiempo lugar de conjuros, oráculo de hechizos, techo de maldiciones. Ese es el inicio y trama de Evil dead (2013), filme realizado por el uruguayo Fede Álvarez, y que se promociona como el remake de la ópera prima de Sam Raimi, película que apunta a una dirección totalmente distinta a la que se representa en esta nueva versión que explota con gran énfasis un contenido gore.
El nuevo Evil dead no sigue la dinámica del típico “paseo de grupo” que se convierte en una pesadilla. En esta estadía no hay alcohol ni escenas de sexo, hay más bien libros y un equipaje de primeros auxilios. Antes que el desmadre, la precaución es la palabra clave de estos personajes que en su mayoría son “santurrones” comprometidos a hacer su buena acción de la temporada, ayudar a la menor del grupo, una adolescente que ha decidido dejar el vicio de las drogas. Fede Álvarez está en el otro extremo de los trasfondos del género de terror. Así como El aro (2002), El orfanato (2007) o la más reciente Mamá (2013), este filme usa el drama familiar como ámbito paralelo a la historia de horror. Es pues el trasfondo de los hermanos que un día fueron golpeados por una tragedia, una herida que no ha cicatrizado y que ha despertado algunos resentimientos entre los presentes.

Películas del mismo género como Los otros (2001) o Criatura de la noche (2008) han usado su propio marco dramático, uno que a fin de cuentas tiene una relación directa o una lógica asociada al cuento de terror que se va gestando. En este Evil dead sin embargo el drama no es más que el toque de sensiblería que marcha en paralelo a las posesiones diabólicas. Álvarez se toma el tiempo para exponer el conflicto interno de la muchacha que un día observó en las drogas como su antídoto para olvidar. Este, se podría decir, es el principal problema del filme, que en lugar de usar el tiempo para provocar el estado de alteración o el ambiente cargado por el mal que ronda entre los árboles, sienta a los personajes a improvisar una especie de clínica, reformatorio u oficina psiquiátrica. A esto, le siguen otros recursos de “relleno”.
Evil dead tiene mismos tropiezos de su generación. La tan patentada imagen de la mujer de piel mortada con los cabellos por delante y mirada tétrica, el craqueteo de sus articulaciones al andar o arrastrándose por el piso cual lagarto. Un segundo gran problema en el filme, y que también es otra premisa latente en la mayoría de las producciones de terror, es la necesidad de encontrarle o buscarle un origen de las cosas. Hay en esta actitud una obsesión por seguir la ruta entera de una historia, no dando lugar a la intriga o la libre complementación de la trama a criterio del espectador. El asunto del gore, dentro de sus tan citados métodos de provocación como vómitos de sangre, la autoamputación o la fascinación masoquista, encuentra ciertas nuevas formas de crear el sufrimiento corporal ajeno. Evil dead es lo mismo, y no con la intención de compararla con su original, ya que incluso no cabe catalogarla como un remake del clásico de Sam Raimi.

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