sábado, 4 de agosto de 2012

16 Festival de Lima: Yo recibiría las peores noticias de sus lindos labios (Sección Competencia Ficción)

En un poblado ubicado en la selva del Amazonas, Cauby, un joven fotógrafo, vive un tórrido romance con Lavinia, la esposa de Ernani, un predicador que hace algún tiempo lleva haciendo misiones en dicha comunidad. Yo recibiría las peores noticias de sus lindos labios (2011) es una película que sobresale dentro de la Selección Oficial de Competencia de Ficción para este Festival de Lima. Los directores Beto Brant y Renato Ciasca realizan un filme a partir de una historia simple, aunque bien argumentada. El triángulo amoroso entre tres personas es la aproximación a tres naturalezas distintas. Cauby es un joven despreocupado, pasional y buen amante. Lavinia carga un pasado oscuro, vive en confusión y está atada al amor incondicional de su marido. Ernani es un sujeto idealista y comprometido ante su creencia y la sociedad misma. A medida que la historia va sucediendo, la película va revelando comportamientos y breves discursos que van más allá de lo que está trascendiendo en la vida de estos personajes.

Yo recibiría las peores noticias de sus lindos labios, fuera de los encuentros amorosos entre dos amantes, asoma una breve radiografía de una sociedad rural alterna a la urbanidad. Sus directores hacen señas inmediatas para tomar como trasfondo contextual el golpe al ecosistema que está experimentando ese ambiente de la selva brasileña, situación que ciertamente parece ser sintomática e irreparable, casi como la misma relación entre Cauby y Lavinia. La anterior vida de la mujer parece ser una especie de fantasma que atormenta su presente. Amar a Cauby implica abandonar a Ernani, quien años atrás la salvó de su antigua vida. Es la encrucijada entre el deseo y la contemplación. Yo recibiría las peores noticias de sus lindos labios relaciona dos historias que ocurren en paralelo, la de un triángulo amoroso y la devastación de una selva natural, ambos, dos sucesos que pudieron evitarse al haberse actuado en el momento preciso, haciendo caso a los comunicados, advertencias o amenazas que les fueron alcanzadas o que sucedían en sus narices.

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